martes, 25 de noviembre de 2008

Vincent Van Gogh

Quiero dedicar un espacio a aquellos artistas que han logrado emocionarme con algunas de sus obras.

Sin duda, uno de ellos es un pintor post-impresionista holandés, mi querido genio de espíritu atormentado Vincent Van Gogh (1853-1890). Su vida es quizá la más dramática de la historia del arte y la mejor conocida, gracias a las 874 cartas que de él se conservan, la mayor parte dirigidas a su hermano Théo.

Ya cuando ojeaba libros y veía reproducciones de sus pinturas, las contemplaba durante mucho más tiempo que el resto, me hacían sentir.

Al tener la oportunidad de ver los originales en diferentes museos, el Van Gogh en Amsterdam, el Orsay en París, el Hermitage en San Petersburgo y algunos otros, siempre me he emocionado con ellos, me transmitían una inmensa variedad de sensaciones y me hacían aflorar algunos sentimientos.

Cuando a uno le pasa ésto, quiere saber el porqué. Lees su biografía, aislas las obras que te impresionan, haces una correspondencia entre ellas y los diferentes estilos y épocas del artista. También tratas de aislar las sensaciones recibidas y asociarlas con las diferentes técnicas empleadas, ¿es el empaste?, ¿el color?, ¿son los temas?. Y como no, tratándose de Van Gogh, investigas el grado de inestabilidad mental, de ansiedad depresiva, de rebeldía o de hambre que tenía el día que pintó el cuadro, se lo contaba a su hermano en las cartas.

Me importaba además saber qué aportaba en sus pinturas a lo que veía, aquello que resaltaba, lo que obviaba, ¿donde se inspiraba?. Como cualquier pintor, copió mucho, sobre todo de su admirado Jean-François Millet (1814-1875), aquí es fácil comparar con el original, veamos unos ejemplos:


Había también que visitar los lugares que pintó, me atraen los de la Provenza y los de Auvers. En algún viaje con Marta, hemos aprovechado para visitarlos. Recuerdo todo un día en Arlés y en la ribera de la desembocadura del Ródano, buscando los hospitales, la casa amarilla, el Café Terrace, los Alyscamps, el puente de Anglois, los campos de trigo, ...


Después de todas estas investigaciones, sé que me gustan más las pinturas de sus últimos dos años, aquellas en que se dejó influenciar por el arte japonés, las que pintaba en una sentada más que a las que dedicaba varios días para su estudio, aquellas en que utiliza pinceladas pesadas haciendo relieves que incitan a tocarlos, esas que utiliza los brillantes colores primarios sin diluir para que nuestra vista se encargue de mezclarlos, las de largas pinceladas, los paisajes que reflejan aislamiento, la mirada de sus retratos, .... Sé lo que me gusta, sé mucho más sobre lo que siento y el porqué, pero como se trata de influencias emocionales, no sigo relatándolas, porque cualquier psicoanalista aficionado me podría hacer un perfil que lo mismo no me gustaría.

Cierto es, que cuando uno es apasionado de alguien o algo, pocos defectos le pone y trata de explicarlo todo. Así por ejemplo, al mirar algunas pinturas con Marta, ella observa: ¡Ves!, ¡no pinta las sombras!. Ya empiezo entonces a argumentarle que sí están, que las desdibuja para darle más luz al cuadro, que otras veces las integra y que ... Pero, cuando se las señalo, a veces creo que es más realista y lleva razón, no están, lo mío es imaginación.

Bueno, es el incomprendido, solitario e inestable Van Gogh y me hace sentir!!!.

Si alguien se anima a conocerlo mejor, la web más completa que hasta ahora he visto es la de David Brooks, quien ha invertido miles de horas en recopilar todas sus obras y cartas, no le falta nada. Está en gran parte traducida al español y tiene cientos de artículos en nuestro idioma.

Ya que de su biografía podéis leer en la página que os recomiendo y en cualquier otra, apuntaré sólo algunas curiosidades sobre el artista:

  • El primer paisaje que vio fue la tumba de su hermano, que nació muerto justo un año antes que él, el 30 de marzo. Le llamaron igual, Vincent Willem, por lo que cuando iba los domingos a la iglesia veía su propio nombre en la tumba.
  • Era autodidacta. Cuando recibía lecciones o se matriculó en alguna escuela de pintura en París, por su carácter, permanecía pocos días. Siempre le tachaban de mal pintor.
  • En sus ataques, que duraban varios días, sólo dormía bien si ponía bastante alcanfor en toda la cama. Solía entonces no dejar de recitar pasajes de la Biblia.
  • Pintó 864 cuadros que conozcamos, pero en vida sólo vendió uno, el llamado "viñedo rojo", lo compró una pintora belga, Anne Boch por unos 400 francos, intermediando su cuñada, la mujer de Théo. Sí había vendido anteriormente, algunos por encargo, unos cuantos de sus más de 1.187 dibujos y acuarelas. Parece haber sido el pintor más pobre de la historia, le cuenta en una de sus cartas a Théo que había sobrevivido los últimos cuatro días a base de café y un barra de pan que aún debía y que no se demorara en enviarle algo de dinero. Es paradójico que en 1990, su "Retrato del doctor Gachet", se convirtiera en el cuadro más caro del mundo al venderse por 82,5 millones de dólares.
  • El 23 de diciembre de 1888, tuvo una pelea en su casa de Arlés con Gauguin y estando los dos ya un poco ebrios, Vincent sacó una navaja. La misma que utilizó una vez se hubo marchado su famoso amigo, para con rabia, cortarse la oreja izquierda, que parece que depositó en un burdel para que se la hicieran llegar a Gauguin. En muchos textos, leemos que la oreja cortada era la derecha, tal confusión se debe a sus autorretratos, donde tiene vendada la misma, pero no olvidemos que utilizaba espejo.
  • En sus últimos dos meses de vida pintó más de 70 cuadros a pesar de sus frecuentes crisis. En la última de ellas, el domingo 27 de julio de 1890, volvió a salir a pintar al campo después de comer y se disparó un tiro en el pecho. Con su mala suerte, no murió en el instante y pudo llegar sólo, ya tarde, a la pensión Ravoux en Auvers-sur-Oise, donde se alojaba. Murió a los dos días, en los brazos de su hermano Théo y atendido por el doctor Gachet, quien una vez muerto, le pintó en un retrato al carboncillo. Tenía 37 años.
  • En su funeral, todos sus conocidos y amigos le llevaron flores amarillas, su color preferido, sobre todo dalias y girasoles. Hoy en día, su tumba sigue llena de flores amarillas. Su hermano Théo, que murió a los seis meses, está enterrado a su lado.
  • Al estar soltero, su herencia, el legado de su obra, pasó completo a su hermano Théo. Al morir, lo administraría su esposa Johanna, a quien se le debe fundamentalmente la difusión y el conocimiento público del artista. Después sería el hijo, otro Vincent Willem Van Gogh, quien recibiría la herencia y crearía en 1960 la Fundación Vincent Van Gogh. Desde que se creó en 1973 el Museo Van Gogh en Amsterdam, las obras en poder de la Fundación se exponen en el mismo.

Termino con un vídeo de YouTube, donde podemos ver algunas de sus obras mientras escuchamos la balada que Don McLean, tras leer su biografía, compuso para él.